Críticas por Dña. Isabel Durante
Seleccionados: Amalia Rodriguez - Escultura y Elena Navarro - Fotografía
AMALIA RODRIGUEZ
La disciplina escultórica contemporánea, tal y como apuntó la teórica estadounidense Rosalind Krauss en su acreditado artículo La escultura en el campo expandido, se ha convertido en una manifestación cultural caracterizada, en muchos de los casos, por la ausencia ontológica, donde las formas constituyen un complejo e importante entramado de estructuras axiomáticas en busca de parámetros definidores de una nueva, y cada vez más honesta, dialéctica.
Así las cosas, la obra de la artista Amalia Rodríguez Bermúdez responde a la necesidad de encontrar todas las lecturas discursivas de la propuesta, para poder acometer, de esta manera, un profundo y escrupuloso análisis de los aspectos más íntimos y personales de la narración. En este sentido, la pieza aquí presentada está ejecutada con resinas de poliéster y fibras que le aportan a la configuración general de la escultura un tenue color neutro, hecho que permite ampliar las posibilidades de interpretación y de recepción por parte del espectador, haciendo del asunto un conjunto de significados poliédrico. No se puede determinar, a este respecto, con exactitud si lo representado, lo que nos quiere mostrar la artista, tiene carácter figurativo o es una construcción orgánica abstracta e indeterminada. Los remaches, encargados de ensamblar los diferentes segmentos de la pieza, no sólo quedan a la vista sino que son deliberadamente subrayados, quizá con la intención de descartar el carácter de fragmentareidad tan necesariamente unido a la posmodernidad. Son precisamente esas costuras, suturas, cicatrices, las que nos conducen a pensar que en realidad se trata de una escultura al revés, una vista interior que surge al exterior, y que facilita poder contemplar el reverso, cuyo anverso jamás podrá ser examinado. A esta percepción contribuye el uso de luces en tonos fríos, que además de parecer mostrar mejor su existencia, a modo de entrañas, de exhibirse en el sentido más literal, supone un cambio sustancial; el hecho de utilizar materiales tan propios y actuales del desarrollo y los avances de nuestro tiempo, como puede ser la fibra de vidrio o los leds, pero con una aplicación que pervierte su funcionalidad originaria, nos hace entender que se trata de algo más que un intento por reactualizar el estado de la categoría de objetos escultóricos.
En otro orden de cosas, destaca el volumen abierto en el centro de la escultura, cuya disposición propicia la continuidad de ésta en el espacio, cumpliendo una función complementaria al establecer la necesidad de eliminar los límites tradicionales que circunscriben el elemento escultórico.
Isabel Durante
Contacto con la artista: Amalia Rodriguez
ELENA NAVARRO
“Sirenas sin hojas”
Han sido muchas las ocasiones, desde la Antigüedad hasta nuestros días, donde la imagen mitológica de la sirena se ha erigido como protagonista de multitud de obras de arte. Autores tan dispares como Waterhouse, Dalí, Magritte, Picasso o, más recientemente, la fotógrafa norteamericana Annie Leibovitz, han visto en la representación de esta figura legendaria una sugerente amalgama de significados que les ha permitido estructurar diversas alocuciones partiendo de lo próximo, de lo cercano, de lo real, a lo sobrenatural. A este respecto se manifestó Sigmund Freud, apuntando que la definición de la sirena responde a la construcción de una realidad como símbolo de conflicto, de dualidad entre contrarios del subconsciente.
Elena Navarro recrea, al hilo de este asunto, una escena que responde a un contexto heterogéneo, partiendo de un acontecimiento amable que insinúa una lectura más profunda y compleja, una nueva versión del mito clásico, la reactualización del personaje, presentado desde una perspectiva menos dramática y atormentada de lo acostumbrado. Por ello, es imprescindible atender a cada uno de los elementos que configuran el argumento de esta pieza. De un lado, destaca la elección del encuadre, nada azarosa, que transporta la narración fuera de lo mostrado, un grupo de jóvenes sirenas a la orilla de un río. La acción principal se desplaza, así, al exterior, a un espacio insinuado pero no revelado. Formula un fuera de campo cuya propuesta esencial es alejar lo discursivo de lo visual, al extender los límites de la escena que debe ser recompuesta por el espectador.
De otro lado, enfatiza el interés por aquellos aspectos que ponen en valor la parte fantástica del tema con una cándida escenografía en la que el universo femenino cobra especial interés y el uso de atrezzo está simplificado y resumido.
En otro orden de cosas, es importante subrayar la relevancia de la utilización de un elemento como el reflejo, mecanismo que le permite a la fotógrafa exponer la misma escena desde otro punto de vista, probablemente haciendo referencia a esa dualidad declarada por Freud. Así las cosas, la imagen especular que surge del agua exhibe a mujeres, no a sirenas, convirtiéndose, paradójicamente, el reflejo, el eco de la representación, en la realidad, mientras que el fragmento principal, el de las sirenas, en primer plano, corresponde al ámbito onírico y ficticio.
Elena Navarro se suma a las corrientes culturales que declaran su gusto por la ficción en la fotografía contemporánea, en alza en la actualidad, y compone, en este sentido, auténticas metáforas visuales.
Isabel Durante
contacto con la artista: Elena Navarro
Hola:
ResponderEliminarSoy aficionado a la escultura. He conocido a un escultor cántabro (Sisín). Pueden ver su obra en www.esculturassisin.com. Me parece un escultor de gran talento y le he comprado alguna obra. Me gustaría conocer la opinión de algún experto y me diese su opinión/crítica sobre la categoría/calidad de las obras de este escultor cántabro (sobre todo de sus esculturas en madera).
Muchas gracias por su atención.
Un saludo
Gerardo